jueves, 15 de octubre de 2009

Comfortably numb




sábado, 10 de octubre de 2009

Diagonales


Me levanté y ya no estaba. Fue la primera consecuencia de la decisión del día anterior, después de meses de agonía lenta. Suponía que venían días de duelo, tal vez de llanto, pero no. Ausencia, sí. Eso sí había y desde la primera mañana. Faltaba el cepillo de dientes en el vaso del baño, faltaba el pelo suelto en la bañadera, faltaba el buenosdías, sobraba un lugar en el auto en el viaje hasta el trabajo.

Pero la oficina era la misma, los amigos eran más o menos los mismos (salvo los adoptados durante los tiempos de pareja), la familia era la misma. Y volví a casa en el mismo auto, y estaba el mismo gato esperando la comida y la misma computadora invitándome a batir el teclado y de pronto el sueño y la cama. La misma cama.

Me metí despacio, de mi lado, mirando la pila de libros que me espera todas las noches en la mesa de luz. Las sábanas estaban frescas, tentadoras. Agarré un libro de Arlt y me puse a leer. No era la lectura ideal para ese día. Lo dejé y agarré uno de Quiroga. Tampoco. Agarré la Black Berry y empecé a revolver los diarios por Internet. Tardé tres minutos en decidir que era tiempo de apagar las luces. Dejé la almohada extra a un costado, levanté un poco las sábanas y el cover para meterme más adentro y apoyé la cabeza. Luces afuera. Primero recostado sobre un lado, después sobre el otro y por último enterré la cara de lleno en la almohada pasando el brazo por debajo. Pero siempre derechito, de mi lado de la cama.

El sueño no venía y empecé a dar vueltas. Y en una de esas vueltas traspasé sin querer el meridiano y me encontré con el vacío. Con cosquillas de aventura despegué despacio la pierna derecha del calor y sentí el frío de las sábanas intactas. De a poco fui estirándome hasta que llegué al otro borde de la cama. Después me animé con la pierna izquierda, hasta que quedé con la cabeza de mi lado, abrazado a la almohada, y los dos pies en la esquina opuesta. Desparramado en toda la cama, en una diagonal impensada. Cerré los ojos y me dormí.